Visión básica general
La casa de Dios o «La Torre» es un cambio brusco, repentino que necesitábamos experimentar. Es el movimiento de nuestra estructura conocida. Un regalo divino que lo vivimos como drama y que si lo aprovechamos, puede ser lo mejor que nos ha pasado en nuestra vida.
En el viaje iniciatico del Héroe del Tarot después de haberse enfrentado con el guardián de su sombra en la carta de El Diablo y conocerse mas a fondo, llega un momento que es necesario renovar todos nuestros esquemas establecidos, llega la «limpieza de la casa» todo patas arriba!. La Torre representa una golpe repentino y contundente en nuestro Ser y en nuestra forma de vivir hasta ahora. Es tiempo de un cambio de paradigma y nos viene como ayuda Divina aunque nos parezca una desgracia.
Si observamos la carta de La Torre vemos como algo inesperado y sobrenatural rompe la «corona» de la casa, es significativo en el sentido de que lo que te habías creído hasta ahora que eras, se derrumba y el ego rey se queda sin corona de un plumazo. Sin embargo esto es una gran «fiesta» y así parece que lo reflejan los personajes que salen despedidos por la ventana recogiendo los frutos y tesoros que están ahí fuera volviendo al contacto con la Naturaleza.
En un sentido negativo La Torre representa a una persona soberbia y prepotente, con un ego demasiado inflado dándose mucha importancia de si mismo. Muy alejada del contacto con lo humano y natural. La carta de la Torre entonces representa que el cambio que se tiene que producir va a ser doloroso e incluso una gran catástrofe pero en definitiva necesario.
La Casa Dios representa un despertar en nuestro Ser, una revelación repentina como un rayo caído del Cielo. Quizás esta carta tenga este nombre debido a que Dios habita en nosotros y que de alguna manera cuando nuestro Ego se adjudica una importancia por encima de los demás desafiando a Dios, perdemos el rumbo de nuestra esencia y es necesario este aviso de atención que nos devuelve a la consciencia Divina.
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